Camino hacia la inclusión de educativa del alumnado con discapacidad en la comunidad de Madrid.

En estas jornadas se trataron aspectos como los de escolarización, estructuras del sistema educativo, criterios de admisión, apoyos y recursos que la comunidad ofrece al alumnado con necesidades educativas especiales, entre otros.

Hemos de decir que han sido temas interesantes, pero que a su vez son muy conocidos para los oyentes de estas jornadas, ya que principalmente acuden profesionales del sector especializados y familias que lo han vivido en su propio entorno, de manera que no aporta nada nuevo, lo más interesante que se puede sacar son las opiniones y testimonios reales tanto de los ponentes como de las familias que han acudido.

En las jornadas, lo que nos ha resultado más relevante son las intervención del director de Aucavi, D. Luís Pérez de la Mata, la Profesora miembro de la comisión de educación de CERMI Madrid, Dña. Mar González y, por último, la enriquecedora ponencia de las tres madres que acudieron a contar sus diferentes testimonios. De estas ponencias queremos recoger las perspectivas de dos pilares fundamentales: la familia y la persona con necesidades educativas especiales, sobre todo en aquellos temas que más debate han generado en las jornadas.

En primer lugar, mencionar los testimonios de tres madres, que hicieron un recorrido de la influencia que había tenido la aparición de una persona con discapacidad en sus vidas, y cómo éstas se vieron afectadas. Lo primero que deben afrontar es el momento inicial en que conocen la noticia de que su hijo/a tiene una discapacidad. Es cierto que ese momento es el más duro y traumático para las familias, y se aquejan del trato y de las formas que reciben para hacerles llegar esa noticia. En muchas ocasiones es destacable la frialdad del personal médico para abordar estos aspectos, derivado de la falta de formación y conocimiento, no del trastorno o dificultad en sí, sino del manejo de la situación. Creemos que es necesario la intervención de un especialista o de un protocolo especial, ya que en esos momentos la familia está especialmente sensible y hay que tratar de dar la noticia de la mejor manera posible.


A continuación, la siguiente barrera a superar es la escolarización de su hijo/a con discapacidad. En un principio se procura la escolarización en el entorno cercano, donde aparecen los primeros problemas, como son la falta de atención adaptada, la falta de recursos, o directamente la negativa a escolarizarlos abogando cualquier excusa de las anteriores. Esto hace las familias se vean obligadas a buscar centros especializados, que generalmente suelen estar alejados de su entorno, y además los separa de sus hermanos/as, como contó una de las madres que se pasaba la mañana recorriendo la ciudad de una punta a otra para dejar a sus hijos/as en sus correspondientes centros. Lo que nos lleva también a la siguiente barrera a superar que es la dificultad de conciliación de su vida laboral y personal.
En muchos casos supone que uno de los miembros, casi siempre la mujer(muestra de ello que las ponentes fueron todas mujeres, no queremos generalizar pero sigue siendo estadísticamente una realidad), es la que suele reducir o en el peor de los casos, abandonar su carrera profesional para atender las necesidades de sus hijos/as. Todo esto conlleva también a que la vida social que tenían anteriormente empieza a desaparecer, y en su lugar aparece un nuevo entorno social relacionado con la discapacidad de la persona, o directamente no hay vida social.

Por último, mencionar que cuando el alumno/a ya se encuentra escolarizado, ya tenemos el centro más adecuado para él/ella, ya se ha adaptado la familia a la movilidad que ello suponga, etc., los problemas empiezan a surgir dentro del centro. Como que los profesionales son rotativos, las adaptaciones se centran en las áreas instrumentales y en el resto de áreas no se contemplan esas adaptaciones, las actividades extraescolares y de ocio no están adaptadas para sus hijos, no se hace una integración con ellos.


Es decir, en resumen desde nuestra opinión, un valor muy importante que debería tener la escuela y que mejoraría su respuesta educativa, la calidad de la enseñanza y por supuesto la calidad de vida de la persona, es contemplar íntegramente a la persona. Hay que generalizar lo que la persona necesita en todos sus contextos, ya que las personas con necesidades no solo pueden ser atendidas en los centros y por los especialistas en una hora determinada; esta labor es necesaria para reforzar los aprendizajes, pero no puede limitarse a una hora concreta al día. Las ayudas tienen que extenderse a sus otros contextos, un ejemplo que se mencionó fue que una persona que tiene problemas en el habla no los tiene sólo dos días a la semana, dos horas, sino que las tiene los 5 días de la semana y a todas horas.




Pasemos a mencionar el otro gran pilar sobre el que se centran estos problemas, que la persona en sí con necesidades educativas especiales. En primer lugar, queremos destacar las incongruencias de los profesionales del sector y la descoordinación de la administración. Muchos de los profesionales especializados suelen tener una ubicación rotativa entre varios centros, tienden a centrarse en determinar el trastorno, problema o síndrome que no en el proceso de aprendizaje de la persona.

En muchas ocasiones las adaptaciones que tienen se quedan dentro del entorno educativo y concretamente en un aula determinada, sin extenderse a otros entornos donde la persona también los necesita. Otra situación a la que se enfrenta la persona es que las evaluaciones a las que se ven sometidas son muy protocolarias y muy basadas en el diagnóstico, en un número o un resultado. Convirtiéndose en un mero informe de las carencias que tiene la persona, sin enmarcar las potencialidades, las formas de trabajo o sus planes de desarrollo en todo aquello que realmente necesita la persona. De modo que los resultados de la evaluación tenían que responder más a la pregunta ¿Que necesita para aprender?, que no a la pregunta ¿Qué le ocurre?.

Un aspecto muy olvidado de las personas con necesidades educativas especiales es su orientación vocacional, ya que se sigue en la tendencia de que estas personas no van a continuar formándose profesionalmente para continuar en el mundo laboral. Muchos casos, si llegan a los institutos no se les orienta como al resto vocacionalmente, dado que no contemplan esta formación como necesaria para ellos.


Para concluir, queremos plantear uno de los debates que se generó al finalizar las charlas y que supone un dilema en el que es difícil posicionarse, depende de la situación de cada persona, de sus intereses, preferencias y vivencias. Nos referimos a la controversia que existe entre la Socialización de la personas con necesidades educativas especiales y la Concentración de las mismas en centros específicos. Este posicionamiento depende dentro del núcleo familiar a qué se le de prioridad, si a que la persona reciba una atención especializada pero no esté en su entorno cercano a su hogar, ni con la diversidad que te permite un centro normalizado. Por otro lado, se puede dar prioridad a que esa persona experimente esa inclusión social del centro cercano, pero que la atención educativa que reciba no sea la más adecuada.

No creemos que ni que una oferta sea mejor que la otra, sino que tenemos que tener en cuenta el caso concreto, los valores de la familia, las necesidades de la persona, etc., en definitiva una serie de variable que harán que aconsejemos mejor una modalidad u otra.


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